jueves, 24 de mayo de 2012

UNA NOVELA QUE CUENTA LA VIDA DE UN INSTITUTO CUALQUIERA: 'SIMÓN, NO; SAIMON', DE JORGE GAMERO


Jorge Gamero: Simón, no; Saimon. Alfaguara. 8,5 euros.


A personajes como los de este libro nos los podríamos encontrar en un instituto cualquiera de los de nuestros pueblos y nuestras ciudades. Ángel o César, profesores del centro, o alumnos conflictivos como el llamado Saimon, o alumnos inmigrantes como los que están en estas aulas, los podemos encontrar en infinidad de institutos. Leer este libro es conocer más a fondo el día a día, la desgana, la falta de ilusión, las tensiones y un futuro incierto para los jóvenes, cosas todas estas que nos llevan al límite de las relaciones humanas entre el alumnado y su profesorado. Simón es un adolescente que lucha contra toda autoridad y que está a punto de tomar la decisión más importante, posiblemente, de su vida: creer en él mismo. El descubrimiento del amor y la dedicación de Ángel, el profesor que paga las consecuencias de su rebeldía con una prolongada baja por depresión, y César, el profesor que hace de mediador de conflictos, que se esfuerza por dar sentido a su profesión, serán piezas fundamentales del cambio.

jueves, 11 de noviembre de 2010

"QUÉ BUEN IDIOMA EL MÍO"

En Confieso que he vivido (1974), Pablo Neruda nos dice:
"Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... NOS DEJARON LAS PALABRAS".

Estamos asistiendo en estos días a grandes eventos en relación a la unificación de nuestra lengua. Ya en 2005 la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española y Santillana editaron el Diccionario panhispánico de dudas, en un intento de "resolver, con comodidad y prontitud, los miles de dudas concretas que asaltan a los hablantes en su manejo cotidiano del idioma", y esto se hizo de forma unitaria en todo el ámbito hispánico.
El pasado mes de octubre, la Editorial Santillana y la Asociación de Academias de la Lengua Española –AALE- presentaron oficialmente en Nueva York el Diccionario de americanismos. Una obra única e innovadora, coordinada por el académico puertorriqueño de origen cubano Humberto López Morales, que reúne el criterio de las 22 academias de la Lengua Española.
Para el mes de diciembre, Espasa, la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, bajo la coordinación de Salvador Gutiérrez Ordóñez, publicarán la la Nueva Ortografía de la Lengua Española, también con un sentido unitario de la diversidad de las lenguas hispanoamericanas.

Dejad vuestro comentario en forma de elogio de nuestra lengua, empezándolos todos con esta frase: "Qué buen idioma el mío...".

martes, 15 de septiembre de 2009

EJEMPLOS DE MICRORRELATOS

En fin, aquí os dejamos unas muestras de este bello género literario. Y que se escribe en un pispás. Eso sí, hay que pensar, pensar, pensar... DEJAD VOLAR LA IMAGINACIÓN... Veréis que, de estos microrrelatos, unos son de grandes escritores; pero otros son de personas anónimas, aficionadas sí a leer y a escribir, pero nada reconocidas literariamente hasta que vieron su relato publicado en el libro titulado Relatos en cadena: los mejores microrrelatos de la Cadena Ser. (Ediciones Alfaguara, Grupo Santillana). PARA VER Y ESCUCHAR LOS MICRORRELATOS BASTARÁ CON QUE HAGÁIS CLIC SOBRE EL TÍTULO EN MAYÚSCULAS Y COLOR AMARILLO.

MICRORRELATOS DE MADRID: LUIS LANDERO
Los libros se aluden unos a otros, excavan galerías y forman laberintos, de modo que el libro que tú has leído se comunica por un túnel con el que yo acabo de leer, y las penas de Edipo se confunde...

MICRORRELATOS DE MADRID: JESÚS FERRERO
Hace seis milenios el Rey Amarillo encargó una pagoda de tres pisos. Ya acabada, sólo le gustó el tercer piso y ordenó que derribasen los otros dos. Los albañiles obedecieron y quedaron sepultados ...

MICRORRELATOS DE MADRID: ISAAC ROCA
Lees mientras caminas, avanzas deprisa sin apartar la vista del libro que sostienes a centímetros de la cara, lector de un Madrid escrito, de una obra que contiene la ciudad toda, exacta, un borgia...

MICRORRELATOS DE MADRID: JULIO LLAMAZARES
Cuando él vio el bosque que habían talado para publicar sus libros, el escritor dejó de escribir. De repente, tuvo una visión: Madrid era un gran libro lleno de personajes y cada ventana de sus edi...

CONCURSO DE MICRORRELATOS DE LA CADENA SER, PROGRAMA HOY POR HOY, DE CARLES FRANCINO

HOY POR HOY: FINAL DEL CONCURSO DE MICRORRELATOS

domingo, 13 de septiembre de 2009

CONCURSO DE MICRORRELATOS

Os vamos a proponer un bonito juego literario, un juego en el que vosotros/as vais a ser los auténticos protagonistas, un juego al que vais a jugar principalmente con vuestro ingenio. Se trata de un concurso de microrrelatos, ninguna novedad como podéis ver por los ejemplos que os dejamos más abajo. Pero sí una bonita apuesta por la imaginación de los chicos y chicas de nuestro instituto. Seguramente, nunca os habéis parado a, como dice Bernardo Atxaga en "Para escribir un cuento en cinco minutos" en su libro Obabakoak, PERDER VUESTRA MIRADA EN ESE PAISAJE ABIERTO QUE SE EXTIENDE MÁS ALLÁ DE VUESTRA VENTANA, EN ESE CIELO DONDE LAS GAVIOTAS Y OTRAS AVES DE MEDIANO PESO VAN DIBUJANDO LA GEOMETRÍA DE SU SATISFACCIÓN VOLADORA; os advertimos con él, QUE NO SE OS OCURRA PONEROS DELANTE DE ESAS MONÓTONAS Y MONOCOLORES PAREDES MODERNAS PARA ESCRIBIR UN RELATO. ¡Ah!, para saber más sobre lo que dice Bernardo Atxaga, pedidle a vuestro/a profesor/a de Lengua que os lea ese precioso relato, que no es muy extenso, y os sorprenderá el microrrelato que enjareta a lo largo de él. Seguid sus consejos o actuad como más os guste, pero atreveos a escribir. Es muy posible que os sorprendáis de lo que vuestra imaginación puede plasmar en el papel. Nunca habrías llegado a jugar, por ejemplo, de delantero centro en el equipo en el que ahora jugáis, si no hubierais intentado darle unas patadas a un balón por primera vez. Nunca seríais tan magníficos como sois ahora en el manejo de la Wii, si no hubierais cogido el mando inalámbrico esa primera vez y os hubierais dado cuenta de lo patosos que resultabais cuando os iniciasteis en ello. ¿Por qué no probar en este concurso literario, que además os dará algún pequeño beneficio en vuestras notas, algún regalejo y hasta un buen baño de prestigio entre los que os rodean? ¿Por qué no? ¿Acaso creéis que no se puede ser un buen futbolista si se escribe bien? ¿Acaso creéis que no se puede ser un buen empresario si se escribe bien? ¿O pensáis tal vez que nunca llegaréis a ser un buen forense por el hecho mismo de escribir bien? ¡Ah, ya, ya! ¡Imposible llegar a ser una estrella del rock and roll si se escribe bien! De todos modos, permitidnos que os digamos, Cervantes era un buen soldado que escribía como los ángeles, o eso dice la Historia de la Literatura. ¡Oh, maravillosa sorpresa, Garcilaso...! ¡Vaya poeta Garcilaso, y murió el hombre guerreando cuando ser soldado era tan importante como ser ahora futbolista! ¿Que no sabéis quién es Garcilaso? Que no nos lo creemos, no nos lo podemos creer... ¡Cómo no vais a saber quién es Garcilaso! ¡Desde luego sí sabréis que no es el último fichaje del Barça! ¿O tampoco esto? En la alineación de nuestra selección de grandes poetas estaría, seguro. Era de juego vertical, obra corta, pero ¡zapatazo! y ¡¡¡gol!!! En fin, que vuestros profes de Literatura os digan algo más de este fenómeno. Nosotros nos quedamos ahora con nuestro Cervantes, este insigne escritor que con un macrorrelato le dio prestigio a La Mancha. ¿Os imagináis lo que tendría que haberle cobrado a nuestro gobierno regional por derechos publicitarios? Para esto basta con que os enteréis de lo que cobra el Balonmano Ciudad Real por lo que pone en sus camisetas. Pero también esto nos da igual. Era simplemente por haceros ver la importancia del personaje. Ahora bien, lo que sí querríamos es que lo imitaseis, y no en un macrorrelato, sino en un microrrelato. Intentad el vuestro, no perdéis nada; quién sabe, a lo mejor no os hacéis famosos por vuestro microrrelato, pero aprendéis a hacer malabares con el boli. No todos los que soñaron con correr la banda derecha del Bernabéu finalmente lo consiguieron. Pero fueron felices, muy felices, mientras lo soñaban. A vosotros os puede pasar lo mismo. O no. En cualquier caso, todo lo que hayáis disfrutado escribiendo vuestro microrrelato, eso no os lo va a quitar ya nunca nadie.
LAS BASES DEL CONCURSO SERÁN LAS SIGUIENTES:
-Podrán participar en él los/as alumnos/as de 3º de ESO, 4º de ESO, Diversificación y PCPI. El alumnado debe indicar en su comentario el nombre y los apellidos así como el curso y su letra. Para concursar hay que utilizar los comentarios de esta entrada.
-Cada comentario o microrrelato constará de entre 100 y 120 palabras y comenzará con el último enunciado del microrrelato anterior (el primero de todos podrá comenzar como su autor prefiera).
-A pesar de tener que comenzar con el último enunciado del microrrelato (comentario) anterior, el tema de cada uno de los microrrelatos es libre e independiente de los demás.
-Cada alumno/a podrá participar con un microrrelato cada mes. Los meses de partipación son los siguientes: octubre, noviembre y diciembre de 2009; enero, febrero y marzo de 2010. Los microrrelatos seleccionados mensualmente serán publicados en la revista Redacción de cada trimestre.
-Al terminar el mes correspondiente, el jurado elegirá un microrrelato, que pasará a la fase final. De entre todos los finalistas, el jurado seleccionará los tres primeros, que serán premiados durante la Semana Cultural. Además del premio, que dependerá de la calidad de los microrrelatos, los tres ganadores serán publicados en la revista Redacción correspondiente al mes de junio, profusamente ilustrados.
-El jurado estará formado por miembros del equipo coordinador del Plan de Lectura, encargado de la convocatoria de este concurso.

ID A EJEMPLOS HACIENDO CLIC EN ESTE ENLACE

domingo, 25 de enero de 2009

REBELDES, UN LIBRO FANTÁSTICO PARA 2º ESO

Lee los comentarios de lectores y lectoras de este libro, así tendrás claro lo que te pierdes si no lo lees. Eso sí, si no te entusiasma mucho disfrutar de la lectura, no lo leas. Este libro lo escribió su autora para paladear cada palabra, cada párrafo, cada capítulo. Si lo que tienes es miedo de pasar un buen rato leyendo, por si te gusta y luego te pides más y más, no lo leas, puede que caigas en la tentación de volver a leer y es posible que eso no te guste, porque tú lo que quieres es seguir pegado a la videoconsola. ¡Ojo, que un libro como este puede despegarte de tus juegos favoritos! Así que, tú verás, si te atreves a leerlo, asume las consecuencias. De todos modos, aquí dejamos las opiniones de otros chavales y chavalas de tu edad, más o menos:


Ponemos aquí unos fragmentos para que te hagas una idea de este magnífico libro, cuya lectura no deberías perderte por nada del mundo:





-Quita las pezuñas de mi butaca y cierra esa bocaza.

Tío, qué buena estaba. La había visto antes; era animadora en el Instituto. Siempre tuve muy claro que destacaba entre las demás.

Dally simplemente le devolvió la mirada y dejó los pies donde los tenía.

-¿Quién lo dice?

La otra se volvió a mirarnos.

-Es el greaser que monta para Flash J. de vez en cuando-dijo, igual que si no la oyéramos.

(…)

-Os conozco. Os he visto en los rodeos.

-Es una pena que no sepas montar los toros tan bien como dices palabrotas –dijo con tranquilidad la pelirroja, y se dio la vuelta.

Lo cual no le molestó a Dally lo más mínimo.

-Así que vosotras dos os dedicáis a las carreras de coches, ¿eh?

-Será mejor que nos dejes en paz –dijo la pelirroja como quien muerde–, o llamo a la poli.

-Uyuyuy –Dally parecía aburrirse–, me has dado un susto de muerte. Un día de estos tendrías que ver las cosas que sé hacer, nena –sonrió astutamente–. ¿No te lo imaginas?

-Déjanos en paz, por favor –dijo–. ¿Por qué no te portas bien y nos dejas en paz?

Dally sonrió maliciosamente.

-Yo nunca me porto bien. ¿Queréis una Coca?

Para entonces ya estaba cabreada.

-No la bebería ni aunque estuviera perdida en el desierto y muerta de sed. ¡Piérdete, hood!

(…)

-No tienes mala pinta. ¿Cómo te llamas?

Ojalá no me hubiera preguntado eso. Odio decirle mi nombre a la gente por primera vez.

-Ponyboy Curtis.

(…)

-Es un nombre original, y encantador.

-Mi padre era un tipo original –dije–. Tengo un hermano que se llama Sodapop, y así consta en su partida de nacimiento.

-Yo me llamo Sherry, pero todos me llaman Cherry por el pelo. Cherry Valance.

(Capítulo 2, páginas 30-31)

Esto no puede ser cierto. No puede ser cierto. No puede ser cierto.

-¿De verdad que le has matado, Johnny?

-Sí –la voz le tembló levemente-. Tuve que hacerlo. Te estaban ahogando, Pony. Podrían haberte matado. Y tenían una faca… me iban a dar una paliza…

-¿Como… -tragué-, como la otra vez?

Johnny estuvo callado un minuto.

-Sí –dijo-, como la otra vez.

Johnny me contó qué había sucedido:

-Echaron a correr cuando lo acuchillé. Todos echaron a correr…

Me estaba entrando el pánico mientras oía seguir a la tranquila voz de Johnny.

-¡Johnny! –a poco más chillo–. ¡Por matar te llevan a la silla eléctrica! –yo estaba temblando. Quiero un cigarro. Quiero un cigarro. Quiero un cigarro. Nos habíamos fumado todo el paquete-. Tengo miedo, Johnny. ¿Qué vamos a hacer?

Johnny saltó y me agarró por la camiseta. Me sacudió.

-Calma, Ponyboy. Controla.

No me había dado cuenta de que estaba chillando. Me solté.

-Vale –dije–, ya estoy bien.

Johnny miró alrededor, golpeándose los bolsillos traseros nerviosamente.

-Tenemos que largarnos de aquí. Irnos a alguna parte. La Policía vendrá en seguida –yo estaba temblando, y no era de frío. Pero Johnny, salvo por las manos, parecía más tranquilo que el mismísimo Darry–. Nos hará falta dinero. Y puede que una pistola. Y un plan.

Dinero. ¿Puede que una pistola? Un plan. ¿De dónde diablos íbamos a sacar esas cosas?

-Dally –dijo Johnny terminantemente–. Dally nos sacará de ésta.

Solté un suspiro. ¿Por qué no se me habría ocurrido? Claro que a mí nunca se me ocurre nada. Dallas Winston era capaz de todo.

(Capítulo 4, páginas 66-67


Dally juró entre dientes y a punto estuvo de arrancar la palanca de cambios según salimos zumbando del Dairy Queen. Sentí pena de Dally. Quiso decir lo que dijo cuando comentó que sus padres le importaban un huevo. Pero él y el resto de la pandilla sabían que a Johnny sí que le importaban, y hacían todo lo posible por consolarle. No sé cómo le sentaría a Johnny, tal vez ese aire de muñeco perdido y esos ojazos grandes y asustadizos eran lo que hacían de cualquiera una especie de hermano mayor suyo. Pero nadie podía, por mucho que lo intentase, sustituir a sus padres. Pensé en ello un minuto: Darry y Sodapop eran mis hermanos, y yo los quería a los dos, aunque Darry me acojonara, pero ni el propio Soda podría ocupar el lugar de mamá y papá. Y además eran mis hermanos de verdad, no unos de adopción. No cabía duda de que Johnny estaba dolido porque sus padres no le querían. A Dally le daba igual; Dally era de la raza de los que todo les da igual, porque era duro y agresivo, y aunque no lo fuese podía hacer gala de duro. Johnny era un buen luchador y podía hacérselo fenómeno, pero era sensible, y esa no es una buena manera de ser cuando se es un greaser.

-Mierda, Johnny –gruñó Dally mientras subíamos a toda pastilla por la carretera roja–, ¿por qué no se te ocurrió entregarte hace cinco días? Nos habríamos ahorrado muchos problemas.

-Estaba asustado –dijo Johnny con convicción–. Aún lo estoy –se pasó el dedo por una de sus cortas patillas negras–. Me temo que nos hemos fastidiado el pelo total para nada, Ponyboy.

-Eso creo –me alegraba estar de vuelta. Estaba asqueado de esa iglesia. Me daba lo mismo estar calvo.

Dally estaba ceñudo, y por experiencia propia y dolorosa sabía que era mejor no hablarle cuando los ojos le relampagueaban así. Prefería que no me soltase un par de mamporros. Eso había ocurrido antes, igual que les había ocurrido a los de la pandilla en una u otra ocasión. Rara vez nos peleábamos entre nosotros; Darry era el líder oficioso porque sabía serlo, Soda y Steve eran los mejores amigos ya desde cuando iban a la escuela, y nunca peleaban, y Two-Bit era simplemente demasiado perezoso para discutir a nadie.

(Capítulo 6, páginas 99-100)


-De acuerdo –dije cortante. No era culpa de Johnny que Bob fuera un borrachuelo y que a Cherry le diera por los chicos destinados a meterse en líos–. Prefiero que no lo veas. Eres una traidora para los de tu clase y no eres leal con nosotros. ¿Crees que el hecho de que espíes para nosotros arregla el que estés ahí sentada en un Corvette mientras mi hermano tiene que dejar la escuela para conseguir un curro? No te importamos lo más mínimo. No intentes darnos limosna y luego sentirte bien por ello.

Me volví y eché a andar, pero algo que había en la cara de Cherry hizo que me detuviera. Estaba avergonzado; no aguanto ver llorar a las chicas. Ella no estaba llorando, pero le faltaba un pelo.

-No pretendía ser caritativa contigo, Ponyboy. Sólo quería ayudar. Me gustaste desde el principio… cómo hablabas. Eres un chaval muy majo, Ponyboy. ¿Te das cuenta qué pocos como tú se encuentran hoy en día? ¿No intentarías tú ayudarme sin pudieras?

Desde luego que sí. La ayudaría a ella y a Randy, si pudiera.

-Eh –dije de repente–, ¿se ven bien las puestas de sol desde el West Side?

Parpadeó, sorprendida, y sonrió.

-Se ven estupendamente.

-Desde el East Side también se ven bien –dije en voz baja.

-Gracias, Ponyboy –sonrió por entre las lágrimas–. Qué estupendo eres.

Tenía unos bonitos ojos verdes. Seguí, caminando lentamente, hacia casa.


(Capítulo 8)